Arte y Espectáculos

Andy Cherniasvsky y el rock de los ’80: “Esas fotos no tenían vencimiento”

Se considera una militante del rock que tuvo el privilegio de fotografiar a músicos, que eran también sus amigos. Sin quererlo, se convirtió en protagonista de un movimiento que "venía a decir cosas". Detalla su experiencia en el libro "Acceso Directo".

Por Paola Galano

“En Mar del Plata siempre pasaban cosas fuertes. Me acuerdo de un show de Charly en el que estaba en el camarín. De repente, vi entrar a una vedette famosa que, sin darse cuenta de que yo estaba ahí, sin siquiera decirle ‘hola’ a Charly, se levantó la camiseta y le mostró las tetas. Fue increíble, el flaco salió del camarín contándole a todos lo que había pasado y algunos no le creyeron. Pero yo lo vi con mis propios ojos”.

Es la fotógrafa Andy Cherniasvsky la dueña de esta anécdota y de muchas otras que narra en “Acceso Directo” (Planeta), un libro que lleva por subtítulo “Memorias de una fotógrafa en el rock argentino de los años ’80“.

Dispuesta a abrir recuerdos y secretos, Cherniasvsky cuenta con un ritmo rápido y ameno cómo construyó -o tejió al crochet, como le gusta metaforizar- la trama de su trabajo como fotógrafa de bandas que dieron vida al movimiento del rock nacional.

Charly García, David Lebón, Andrés Calamaro, Miguel Abuelo, Luca Prodan, León Gieco, Federico Moura, Cachorro López, Pedro Aznar, Daniel Melingo y muchos otros pasaron por su lente y por su mirada. Así, testigo y fanática del rock, fue a la vez protagonista de esos años, tiempos tan fuertes que no duda en compartir un sentimiento: el de haberse quedado atrapada en los ´80.

“Haber retratado esos momentos de música, creatividad, risas, anécdotas, emociones, aplausos, giras, escenarios, micros, soledad y muchos peligros, con profunda admiración, me permitió crecer en mi profesión y también como persona. Algunas veces siento que quedé atrapada en los 80. Sin embargo, transité por muchos otros caminos con mi cámara y sé que se lo debo a esos maravillosos principios en el rock”, escribe.

Otra de las jugosas historias del libro vuelve a Mar del Plata: “La ingesta de LSD se terminó cuando una noche comprobamos que la sustancia no lograba mermar la legendaria cólera de Miguel (Abuelo). Habíamos ido todos a bailar a Sobremonte, una discoteca que era la mejor de Mar del Plata en aquella época. Y sin decir ni mú, el Abuelo le dio una piña a Charly, con tanta puntería que le pulverizó los anteojos. Fue un escándalo enorme porque nosotros no podíamos entender el porqué”.

 

 

Virus.

 

 


“Me tuve que hacer recontra sola” 


 

Estampillas de Luca y Abuelo

Nacida en un hogar de padres vanguardistas (su padre era artista, productor teatral y fundador del Centro de Artes y Ciencias y su mamá una psicóloga abierta a nuevas teorías), Andy vivió sola en plena adolescencia, compartió su departamento con Charly García cuando el músico empezaba su carrera ascendente, luego tuvo un romance con él y fue la pareja de Andrés Calamaro durante nueve años. Fue amiga de todos los rockeros y de las pocas mujeres del ambiente: Hilda Lizarazu, una de ellas.

Entrevistada por LA CAPITAL, aseguró que advirtió la importancia que tenía su trabajo cuando el Correo Argentino le pidió imágenes de Prodan y Abuelo para confeccionar estampillas. “Me di cuenta de que esas fotos no tenían vencimiento, otras foto sí tienen vencimiento, pero como pasa con el fotoperiodismo estas fotos cuentan la historia y eso prevalece y eso tiene un significado para las viejas generaciones y para las nuevas”, dijo.

“De alguna manera me di cuenta de que había retratado un pedazo de nuestra cultura popular, de nuestra cultura del rock argentino, y aparte eso es muy valorado acá y en latinoamérica y en otros lugares del mundo. Eso me hizo revalorizar mi trabajo”, siguió. “El tiempo me fue demostrando que no solo tuve un lugar sino que conté bien a través de imágenes y eso me da cierto orgullo, por haber cumplido con este laburo”.

 

 

Andy Cherniasvsky.


“El rock fue la libertad pero también podía ser, a través de las drogas, una cárcel” 


 

Los peligros

– Te referís a los años ’80 como una época de enorme creatividad pero también como de peligros. ¿En concreto te referís a las drogas terminaron con la vida de tantos artistas?

– Sí, las drogas me daban mucho miedo, me daba miedo tanta transgresión, tampoco me voy a hacer la santa, pero no era lo mío, me daba miedo. Y también terminé un poco alejándome, queriendo torcer ese signo tan implacable como es el de las drogas. Me asusté de la violencia del rock, no por parte de los músicos sino del público. Yo venía de una vida en dictadura, creo que el rock fue la libertad pero también podía ser, a través de las drogas, una cárcel.

– ¿Por qué decidiste salir de ese lugar de segundo plano en el que suelen estar las fotógrafas y hacer un libro en el que, además, contás cosas muy personales, romances e internas entre bandas?

– A veces digo ¡qué hice! ¡por qué lo hice! Creo que se juntaron un montón de cosas. Mi hija que tiene 26 años y me decía ‘mamá vos tenés que contar tu historia’. No sabía muy bien desde qué punto de vista contarla. De repente me llamaron de la editorial Planeta y me propusieron esto y la verdad es que se me vinieron esas dos cosas. Estaba bueno también que no fuera un libro de fotografías, que no significa que no vaya a volver a hacer un libro de fotografías, pero tenía ganas de hacer un libro con historias detrás de la fotografía. Pararme desde un lugar en el que el fotógrafo, además de contar en imágenes, también participa. Hubo momentos en que dije con qué necesidad contar todo… pero bueno, ahora estoy contenta. Creo que tiene alguna enseñanza para mucha gente que empieza en la fotografía y que le gusta el rock. Esto de ser mujer, autodidacta, en una época difícil, de haber pasado por la dictadura y de haber sobrevivido a lo que eran mis viejos.

– ¿Fue una ventaja para moverte en el mundo del rock el haber tenido una crianza tan particular, el haber tenido padres tan liberales y modernos y haber vivido sola a los 16 años?

– Fue una gran desventaja y una gran ventaja, la verdad es que lo sufrí muchísimo. Me tuve que hacer recontra sola, y con mucho sufrimiento, pero al mismo tiempo el haberme quedado sola me hizo meterme en todo este gran movimiento como una militante del rock y eso me dio un lugar de pertenencia. Y el tener una herramienta como la cámara fotográfica me dio un lugar absoluto de pertenencia y me fue cobijando, fui aprendiendo. Hoy creo que transité por un montón de lugares y me hice sola un poco gracias a los que viví, gracias a lo bueno y a lo malo que mis viejos hicieron.

 Spinetta y Gieco.


“Yo soy una fotógrafa muy diversa, no me dedico a la moda solamente o solo al rock, soy todoterreno”


 

– En ese sentido, ¿sentís que el rock fue tu familia?

– Sí, los músicos fueron mi familia, fueron mis amigos, fue una contención mutua. Creo que estas grandes estrellas tienen mucha creatividad y mucho sentimiento, mucho sufrimiento y ese cable a tierra que implica hacer música.

– Personas comunes o tocados por la varita mágica, ¿qué pensás de esos artistas después de tantas fotos?

– Tener un don siempre supone estar tocado por esa varita mágica, pero la gente endiosa a los músicos, los pone en un altar y de alguna manera esa cosa de no poder salir a la calle porque cincuenta mil tipos se te vienen encima, eso te cambia la vida y te cambia tu ego y te pone en un lugar raro. Están angelados por el don que les dio la vida y por otro lado también condenados por tanta exposición, por tanta popularidad. La fama también te da y te quita.

– Tu libro no está exento de las internas que tenían las bandas, esos detalles que contás no suelen trascender…

– La verdad es que yo sentí un poco que todos los libros que hablan de los músicos los retratan como los ídolos y los ídolos son seres humanos a los que les pasan cosas y tienen problemas y miserias y alegrías como cualquier otra persona. Muchas veces en los libros esas cosas son más silenciadas y los músicos están como en una estatura. Quise ponerle un poco de humanidad y de honestidad a mis memorias, a mis recuerdos.

“Venía a romper estructuras”

– En este momento en el que se repiensan hacia atrás las relaciones entre varones y mujeres ¿considerás que fuiste víctima del machismo en un ambiente tan masculino?

– No me tocó como movimiento de rock. Uno siempre tiene relaciones, la pareja es más o menos machista, los amigos, conocidos y uno ve sufrir a otras minas por el machismo, pero a mi puntualmente en la profesión no me pasó, porque el rock era un movimiento que venía a romper estructuras. No digo que no haya existido, no puedo puntualizar ningún caso en el que lo haya sufrido o que me haya sentido discriminada, al contrario, mi lucha era contra mi misma. Yo me sentía rara como mujer en una profesión de hombres e increíblemente fui dando pasos y pasos y siempre fui bienvenida. Tampoco quiero decir que todo fue una maravilla, pero en todos los lugares existen machismos. Nunca me sentí discriminada por ser mujer, me sentí autodiscriminada.

– ¿Por qué autodiscriminada?

– Por la falta de valoración, por el miedo del qué dirán que una mina… cuando recién empezaba, porque quiénes eran fotógrafas… Sara Facio y estaba lejos incluso de mi generación. Tenía miedo a cómo me iban a mirar y que mis fotos no fueran buenas.

– ¿Por qué te quedaste atrapada en los ´80?

– Porque muchas de las cosas que escucho hoy no me terminan de emocionar, no creo que estén mal. Y lo mismo pienso de la fotografía. Hay miles de millones de cosas que no me emocionan hoy en la fotografía. Tiene que ver con un tipo de mirada que a mi me gusta, con un tipo de melodía que me gusta, con una poesía que me gusta en las canciones y que no veo reflejado. Otras veces sí. Mi unión con el rock de los ’80 se debió a que fue un movimiento, un movimiento que venía a romper esquemas y que venía a decir cosas. Y eso no lo volví a encontrar con el correr de los años. Tal vez estoy vieja.

– ¿Finalmente la fotografía te ayudó a entender la vida?

– La fotografía es el camino que yo elegí para expresar mi visión, mi mirada, donde estoy parada en la vida: y estoy parada con una cámara, porque yo siempre pienso que la fotografía tiene tantos lugares. Yo soy una fotógrafa muy diversa, no me dedico a la moda solamente o solo al rock, soy todoterreno. Y eso está a buenísimo. Además, entendí que la fotografía son las fotos de tu familia o de tus amigos… la cosa es cómo mirás, la mirada está puesta en todo. No soy fanática de la tecnología soy más fanática de las ideas, de entender qué es lo que quiero mostrar o cómo el otro quiere ser mostrado, con mucho respeto. Hay fotos mías que no mostraría porque no son mis ideas, son las ideas del cliente.

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